El sacrificio no es sino la producción de cosas sagradas.
(Georges Bataille)
Ha llegado el momento de sacrificar todo lo que tenemos, todo lo que hacemos, todo lo que somos; cada momento, todo el tiempo, siempre y para siempre; vivir en un estado constante de sacrificio eterno y perpetuo; viviendo en sacrificio, en el aquí y el ahora.
Este es el último sacrificio que haremos. Es el sacrificio requerido para cambiar por siempre nuestras vidas, nuestra humanidad.
Ciertas creencias tergiversaron el verdadero significado del sacrificio y nos hicieron pensar que es otra cosa a lo que realmente es. Es momento de volver a darle al sacrificio su verdadero significado y sacrificarlo todo.
Sacrificio significa "hacer algo sagrado". Proviene del latin sacrificium, sagrado y facere, hacer. De ahí que cuando hago de mi vida un oficio sagrado, vivo en sacrificio.
El sacrificio no implica ni requiere (necesariamente) sufrimiento ni dolor, ni requiere que hagamos ofrendas de ningún tipo. El sacrificio no se demuestra en lo externo, sino que se manifiesta dentro de nosotros mismos.
Nos hemos desconectado de lo que es, de quienes somos, de la naturaleza, de nuestra verdadera naturaleza, del todo, de nuestras relaciones, de nuestra divinidad. Al dejar de estar conectados con el todo, dejamos de hacer sagradas nuestras vidas, dejamos de estar conectados con lo divino en nuestras vidas, olvidando quiénes somos.
Nuestro sumo sacrificio es hacer nuevamente sagradas nuestras vidas, para volver a ser integros.
Al hacer sagrado (sacrificar) todo lo que tenemos, dejamos ir y nos libramos de todo lo que ya no nos sirve, recibimos con gratitud lo que se nos ha dado y solo usamos lo que necesitamos para vivir en "sacrificio".
Al hacer sagrado (sacrificar) todo lo que hacemos, hacemos todo por el bien común, conscientes de nuestras acciones y omisiones, de nuestros pensamientos, de nuestras palabras habladas y escritas, de nuestra intención y sus efectos; vivimos una vida de servicio plena, entregándonos para vivir en "sacrificio".
Al hacer sagrado (sacrificar) todo lo que somos, dejamos de ser lo que pensamos que somos para convertirnos en lo que somos, dejamos de definirnos por lo que hacemos, reconocemos nuestra propia divinidad y reconocemos la divinidad de todos los seres humanos, de todos los seres vivos, de todas nuestras relaciones, reconocemos que no somos nada sin el resto de la creación y nos conectamos con todo lo que nos permite ser para vivir en "sacrificio".
Al hacer sagrado (sacrificar) todo, siempre, tendremos la oportunidad de vivir una realidad diferente a la que hemos conocido hasta ahora.
Puede doler y ser difícil, pero eso no es lo que le da significado, ni es lo que se requiere para que vivamos en sacrificio; es la consecuencia de mutar de nuestro ego a nuestra divinidad, cuanto más apegados estamos a nuestro ego. y separados de lo divino, más dolerá y será difícil dejar ir y entregarse a lo divino.
Liberarnos de lo que nuestras mentes nos han hecho pensar que somos y de lo que nos han dicho es lo "correcto", va en contra de lo que nos han enseñado y no es fácil.
Estamos listos para vivir una vida plena y real, fieles a y confiados en lo que nuestros corazones saben, en lugar de obedecer aquello que nuestras mentes nos buscan imponer.
Estamos preparados para dejar de vivir bajo esta ilusión y liberarnos de toda certeza y control, para abrazar la incertidumbre y gozar de la libertad que implica ser uno con todo.
Dejar ir todo lo que pensábamos que era real puede ser desafiante, aterrador y doloroso. Así es como se siente migrar de nuestras mentes a nuestros corazones, evolucionando para pasar de vivir en un estado de supervivencia usando nuestros instintos más básicos, separados del todo y sometidos a nuestros prejuicios, para vivir en un estado de ascensión, de dicha eterna, guiados por nuestra intuición y por lo más sagrado de nuestro ser, en unidad y siendo nuevamente uno con el todo.
Al hacer nuestras vidas nuevamente sagradas, nos transformamos a nosotros mismos y transformamos todo lo que tocamos, de forma tal que todo lo que tenemos lo convertimos en sagrado y todo lo que hacemos, lo hacemos sagrado.
Reconocemos aquello que es sagrado dentro de nosotros mismos, al ser y estar, aquí y ahora.
Lo que hace que nuestras vidas sean sagradas es haciendo sagrado todo lo que hacemos, tenemos y somos en nuestras vidas diarias, todo el tiempo. Puede parecer más difícil de lo que es, pero no lo es, esa no es sino tu mente probándote (nuevamente), recuerda quién eres y sigue a tu corazón, ya sabes como.
Yo lo Creo
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