
Nos encontramos en este especial y tan esperado momento.
Si bien, para la humanidad ha tomado siglos llegar a él, no es sino un parpadeo en la escala del no tiempo en el que se rige el universo en el que tenemos oportunidad de manifestarnos.
Cómo percibimos y sentimos, está por clarear el alba de un nuevo amanecer, distinto a todo lo que hemos tenido desde que tenemos memoria desde aquél gran diluvio al que hacen alusión todas nuestras antiguas civilizaciones.
Todo lo que conocemos se ha dado en dualidad. No para todos, pero sí para muchos.
Hemos sido criados dentro de la dualidad, es lo que conocemos, es lo que aprendimos, es lo que vivimos, es lo entendemos, y durante siglos hemos creído que esta dualidad es lo que nos rige y limita.
Esta dualidad, es tan familiar, pero tan ajena a lo que somos. De ahí que siempre ha habido algo que nos atraiga, nos llame, nos mantenga en esa constante búsqueda para volver a ser uno con el todo. Venimos de la unidad y vamos a la unidad.
¿Entonces por qué vivimos en dualidad y no vivimos en unidad?
Las profecías, las leyendas que vienen desde tiempos inmemorables siempre lo han sabido, el conocimiento ancestral se ha mantenido y ha seguido transmitiendo de generación en generación.
La dualidad en la que nos manifestamos y en la que vivimos cada día se siente más cargada, más extrema, más intensa.
Esa dualidad y la fuerza que conlleva está transmutando en luz y amor, es lo que sucede cuando se concilian los opuestos que la componen.
Entre más fuerte e intensa sea la separación y la polarización, mayor luz produce la conciliación de los opuestos.
Es momento de polarización ya que las condiciones están dadas para catalizar esos opuestos y transmutarlos para convertirlos en luz; de ahí que los opuestos tengan que surgir de sus lugares más recónditos, deban de aflorar para ser expresados, reconocidos, escuchados, y poder ser conciliados.
Los opuestos están siendo conciliados, lo estamos haciendo cuando los observamos, los sentimos, los amamos, los escuchamos, los respetamos, los toleramos, les hacemos espacio, todo ello sin juzgarlos, dejando que sean lo que son.
Los opuestos están siendo conciliados cuando los vemos no desde la razón que divide y separa, sino desde el corazón que une y concilia.
Hoy es tiempo de polarización, es momento de que los opuestos se expresen, salgan a la luz, que salga todo lo que hemos guardado y nos pesa, todo lo que nos creímos e imaginamos.
Hoy es momento de que los opuestos se expresen y no hay nada mejor que la polarización para que esto suceda.
Hoy vemos por doquier a los opuestos compitiendo por ser observados, sentidos, amados, escuchados, respetados, tolerados.
Hagamos espacio para observar y amar los lados opuestos de la dualidad, sin juzgarlos, dejando que sean lo que son y así transmutarlos desde nuestros corazones en luz y amor, para volver a ser todos uno con el todo y ascender de esta dualidad a la unidad en la que todos somos uno.
Yo lo Creo
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