La Pandemia hace evidente la inoperancia de los Estados y los mercados que han sido alcanzados por una penosa realidad, reflejo de haber excedido los límites del consumo desmedido de los recursos con los que contamos.
El contrato social buscó reivindicar la dignidad del ser humano y crear cierto equilibrio ante la avaricia de las corporaciones y los mercados. Si bien el contrato social y el reconocimiento de los derechos universales para los seres humanos ha ayudado a restablecer el desorden impuesto por el abuso en la explotación de los recursos que nos regala la tierra, limitando en forma por demás limitada el abuso del hombre por el hombre mismo, ignoró completamente a la misma natura y todo lo que la compone, sin la cual no habría nada que producir, a ella no se le hizo parte de este contrato, no se le reconoció ni personalidad, ni derecho alguno, y obviamente si ni siquiera se reconoce su existencia y capacidad no hay forma de limitar el abuso del cual ha sido sujeta por el hombre.
Los virus son seres vivos y forman parte del todo que habita este planeta, de ahí que la pandemia que ha causado, es consecuencia de un acto de la naturaleza, al no darle voz, Gaia, es decir, la Natura de la que formamos parte como seres humanos, nos habla y pide no ser ignorada, ser incluida y reconocida. Para ello es momento de un nuevo contrato social en el que se tome en cuenta a Gaia, como el todo del cual formamos parte, que el contrato social reconozca la existencia y capacidad de Gaia y todos los grupos vulnerables que han sido ignorados y desprotegidos en un contrato social que no es incluyente y por lo tanto, se queda corto y solo le favorece a algunos.
Asimismo, llegó el momento de transitar de un sistema de Estados Nación a uno de Estados de la Natura, en la que los derechos de la Natura sean reconocidos y garantizados por todos, para poder restablecer el equilibrio natural y que cada comunidad coexista en este planeta que es de todos y que como seres conscientes, tenemos el deber de proteger, preservar y aprovechar consciente y responsablemente.
El ser humano nada tiene que hacer para preservar la sobrevivencia de la especie en este planeta, estamos a merced de Gaia misma para poder seguir beneficiándose de todo lo que nos regala para poder vivir en armonía con todas las formas de vida en este planeta. Todo lo que tomamos tiene un precio y es momento de pagarlo, empezando por reconocer a Gaia, sus derechos y garantizarlos. Reconocer que todos somos uno y reconocer los derechos de todos por igual.
Yo lo Creo
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