Representan la memoria de nuestra esencia y la vida; nuestra simbiosis con el todo.
Nos recuerdan que nada es permanente, todo es temporal, que hay que ser flexibles y fluir confiados en que todos llegaremos siempre a nuestro destino, sea este el que fuese, pase lo que pase.
Todos somos uno y estamos unidos a todo en esencia.
Ofrecemos estas aguas como símbolo de que reconocemos nuestra esencia, la esencia del otro y la de nuestro otro yo, lo que nos permite fluir juntos, en continua transformación, acompañándonos siempre.
Hecho está. Hecho está. Hecho está.
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